PULSO CIUDADANO
Pedro Júdez
Invita a participar hoy en la Pregària per la Pau a Euskadi
La Vanguardia - 03:45 horas - 21/03/2001
Por: ALICIA JASANADA
¿Cómo nació esta iniciativa?
-Un grupo de amigos pensamos que como cristianos teníamos que contribuir de algún modo a la búsqueda de la paz en el pueblo vasco. ¿Y qué podíamos hacer? En primer lugar, rezar. Pienso que hemos rezado poco todavía.
-Se ha rezado, pero siempre a posteriori, por las almas de las víctimas de ETA.
-Eso es. Pero no hemos rezado públicamente por la paz y la justicia en Euskadi.
-Por ello pusieron en marcha las oraciones.
-Somos gente de diversos partidos políticos a quienes nos une la fe y las ganas de luchar por la paz. Es una iniciativa puramente cristiana, al margen de la política, y nació de la base.
-¿Dónde y cuándo se celebra?
-En la parroquia de Sant Agustí (plaza Sant Agustí, 2) de Barcelona, el tercer miércoles de cada mes, a las 20 horas. La de hoy es nuestra sexta oración por la paz.
-¿La idea nació como respuesta a los últimos atentados terroristas en Cataluña?
-Fue anterior. Surgió antes del atentado a Ruiz Casado, el concejal del PP en Sant Adrià. La Pregària no surge como reacción a las muertes de ETA en nuestra tierra.
-¿Es quizás un reflejo del desencanto?
-No hemos perdido la esperanza de lograr la paz. Pero la solución tarda en llegar. Y creemos que lo que es imposible para el hombre es posible para Dios. La política no responde a las últimas preguntas, eso lo hace la religión.
-¿Cuál es su objetivo?
-No sólo que no haya atentados, sino también que se viva sin violencia. Es decir, la radical y sincera conversión a la ley de Dios. No es una utopía. Y Euskadi es un país cristiano, no hay razón para no llegar a un acuerdo. Es cuestión de tiempo y de que cada vez seamos más.
-Por ello quieren exportar su idea.
-Sería estupendo que otras ciudades se sumen a esta oración, así tendrá mas fuerza.
-¿Qué tipo de liturgia utilizan?
-Para nuestra misa hemos escogido la oración para la paz y la justicia del misal romano. Rezamos por los muertos y por quienes les han matado. Es duro, pero debemos perdonar al enemigo, incluso cuando no pide perdón.
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